Por Miguel Sanabria
Desde niño tenía muchas preguntas para Dios, aunque no lo conocía, tenía muchas preguntas acerca de mi vida que en el momento nadie podía responder.
Nací en un hogar destruido por el alcohol, la pobreza y el machismo. Mis padres tuvieron que viajar a Estados Unidos para poder mantener a mis hermanos y yo. Mis hermanos mayores tuvieron el privilegio de conocer a mis padres y aunque ese no fue el caso mío, Dios siempre cuido de mi.
En este blog, te contaré como yo pude perdonar a mis padres y Dios me libro de la culpa. Pero antes déjame hablarte un poco sobre como fue mi niñez.
Fue un 19 de septiembre de 2014 cuando por primera vez en mi vida conocí a mi mamá. Mi corazón estaba emocionado por dentro pero por fuera no sabía como mostrarlo. Estaba lleno de felicidad que al fin pude conocer la que me trajo al mundo, mi madre.
Mi mamá siempre estuvo pendiente de mí. Llamaba cada semana para verificar que todo esté bien, mandaba las remesas y aunque estaba a larga distancia siempre hizo lo posible para que mis hermanos y yo estuviéramos bien.
Mi papá, bueno, él casi no llamaba, en verdad si podía hablar una vez al año con él, era un milagro. Él casi no mandaba remesas. Él fue muy descuidado. Me recuerdo que la primera ves que lo conocí fue cuando tenía 11 años. Fue a los 11 años que recibí un castigo por parte de mi propio papa por primera ves. ¡Fue raro!
Yo, siempre fui muy independiente. A muy temprana edad andaba solo en la calle en tardes horas de la noche. Me gustaba quedarme en la casa de mis mejores amigos porque sentía que tenía una familia normal y aunque era muy independiente nunca agarre vicios de alcohol o drogas. Dios siempre cuidó de mí.
Fue en un encuentro con Dios cuando tenía 11 años que aprendí acerca del perdón. Siempre pensamos que pedir perdón o perdonar es simbol o de humillación. Pero no es así, El perdón te libera y trae paz. El perdón te llena de confianza y quita toda inseguridad de tu vida.
A los 11 años, Dios me encontró, me hablo de las cosas grandes que él tiene para mí pero también me dijo las cosas que necesitaba hacer para poder tenerlas.
Perdonar a mis papás fue algo difícil, por que primero que nada, no había visto a mi papá o hablado con él por años y aunque mi mamá siempre me llamaba todas las semanas, nunca tuve el cariño de ella. Fue difícil para mí poder verla como mamá en su totalidad. Pero Dios toco ese lugar que nadie antes lo había hecho.
La biblia dice…
Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Efesios 4:32
Si Dios nos perdonó a nosotros, y día a día nos sigue perdonando. ¿Por qué nos cuesta perdonar a nosotros?
A través de este blog, quiero motivarte a que analices tu corazón e identifiques las heridas para que puedas perdonar a aquellos que te han hecho daño por que recuerda que perdonar es mejor para ti que para el que te ha dañado.